—Quizás tienes razón sobre llevarme bien con las parejas. Pero en cuanto al trabajo, todavía creo que tengo razón —Annette miró a Alina con desdén y dijo—. No seré un pájaro enjaulado. Connor me comprende, por eso nunca me pidió que renunciara. Amo mi trabajo. Es mi sueño, así que no renunciaré. Independientemente de quién sea mi compañero, tengo derecho a perseguir mis sueños. Así que, por favor, no menosprecies mi trabajo de nuevo ya que todos tienen diferentes pensamientos sobre el trabajo.
—Quiero que seas aceptada por la Manada de Luna Sangrienta. Sé que eres la fuente de la felicidad de Connor. Por eso te dije esas cosas —Annette no pudo evitar pensar, «Alina está usando la misma excusa de nuevo».
«Aunque siempre lo dice, hace cosas que ni son reconocidas ni apreciadas por nadie y hacen que la gente se sienta disgustada.» —Me ocuparé de mi vida con Connor. Gracias por tu preocupación.
—Alina continuó: