—¡Todo es por tu culpa que mi buena hija terminó siendo capturada! ¡Toda nuestra familia, junto con la familia de su esposo, ha sido implicada! ¿Todavía tienes el descaro de venir aquí y golpearnos? ¡Si no fuera por ti, nuestras dos familias no habrían perdido sus empleos! Ahora no tenemos idea de dónde vendrá nuestra próxima comida; si no te buscamos a ti, ¿a quién más podemos buscar?
Su Xiaoxiao miró a los miembros de la familia Gui esparcidos por el suelo, todos mirándola con resentimiento. Sus palabras no tenían ni rastro de culpa o vergüenza, y ella sintió cómo su visión del mundo se desmoronaba.
—¿Puedo golpearlos de nuevo? —Su Xiaoxiao se volvió hacia Jiang Yexun y preguntó.
Jiang Yexun asintió. Sin esperar a que su novia actuara, se inclinó y levantó al hijo mayor de la familia Gui del suelo, lanzándole unos cuantos golpes.