Al escuchar las palabras suaves y adorables de los pequeños, el corazón de Su Xiaoxiao casi se derritió. Su anhelo por tener hijos se hizo aún más fuerte.
Sin embargo, Jiang Yexun siempre había sido terco en este asunto. Desde que le prometió a la familia que no la dejaría embarazarse tan pronto, no rompería su palabra.
Así que, tenía que idear un buen plan para concebir en secreto sin que nadie lo supiera.
—¡Dios mío, mira lo que le hiciste a este dumpling! —la señora Su le dio un suave golpecito en la mano a Su Xiaoxiao, sacándola de sus pensamientos dispersos.
Su Xiaoxiao miró el dumpling en su mano y se dio cuenta de que la envoltura estaba a punto de romperse. Instintivamente, quiso destruir la evidencia.
—¿En qué estás pensando, eh? Si estás distraída, mejor ve a jugar con tus sobrinos y sobrinas en la mesa de los niños. Eso es más adecuado para ti —dijo la señora Su, con un tono teñido de falsa desaprobación.