Ella le impulsa suavemente con las palmas de sus manos a retroceder para poder encontrarse con sus ojos. —¿T-Tú eres?
—Por supuesto que sí. Lamento no haber pasado tanto tiempo contigo como antes, pero solo ten paciencia conmigo un poco más hasta que me acostumbre más a mi vida actual, ¿vale? Es bastante agotador y muy duro para mí.
—Vale —Ella asiente acercándose un paso a su calidez, aferrándose al cuello de su camisa, y él le ofrece una sonrisa cariñosa llena de afecto y amor, y también sus ojos hablan de sus verdaderos sentimientos hacia su hermanita.
—¿Quieres ir a la escuela?
—Sí —Ella asiente con la cabeza entusiasmadamente.
—Entonces irás.
—¿De verdad? ¿Puedo ir?
—Es lo que quieres y quién soy yo para negar tus deseos. Pero solo puedes hacerlo bajo dos condiciones.
—¿Cuáles son?
—Una, volveremos a tu habitación y me contarás todo sobre cada una de las medallas que posees en tu cajón. Dos, me gustaría ir a la presentación en la escuela en lugar de Tea.