Mientras No Haya Una Próxima Vida, No Habrá Más Pobreza

Al final, Guo Dabao se desmayó por el puro terror. Por el resto de su vida, estaría encarcelado, y aun si fuera liberado, estaría agobiado con una deuda insuperable.

Sabiendo que no había escapatoria, sus ojos se voltearon hacia atrás y colapsó.

Al ver esto, Zhouzhou se apresuró y preguntó —Tío Feng, si no tiene dinero, ¿cómo me compensará?

—Yo compensaré —dijo Guo Zhaodi, quien había estado en silencio hasta ahora—. Su expresión era de dolor. —Lo que él te debe, lo pagaré yo.

Zhouzhou la miró y de repente preguntó —¿Nos engañaste?

Guo Zhaodi se sorprendió, sin entender su pregunta, e instintivamente negó con la cabeza.

—¿Me maldeciste? —continuó Zhouzhou.

—Por supuesto que no.

—Entonces, ¿por qué deberías pagarme? —Zhouzhou inclinó su cabeza confundida.

Guo Zhaodi quedó momentáneamente atónita por su pregunta y respondió instintivamente —Es mi deber.

Luego se dio cuenta de lo que estaba pasando y soltó una risa amarga.