Zhouzhou, el Maestro de las Quejas

Después de un momento, Zhouzhou se acercó de manera furtiva y preguntó —Hermano Zorro, ¿qué piensas hacer con ese villano?

—No hay necesidad de tratar con él —respondió Luo Jin sin darle importancia—. La Secta del Misterio tiene una sala dedicada a la aplicación de la ley. Esos asuntos deberían dejárselos a ellos.

Estirándose perezosamente, añadió —Volvamos. Si no, tu querido papá podría preocuparse de que te he vendido, y entonces yo estaré en problemas.

—El Hermano Zorro nunca me vendería —exclamó Zhouzhou felizmente, aferrándose a su pierna como un koala.

Luo Jin sonrió pero parecía un tanto desdeñoso cuando dijo —Bájate, niña gordita.

—¡No! —Zhouzhou rechazó con decisión. No solo no soltó, sino que también trepó por su pierna, rodeando su cuello con los brazos. Negó con la cabeza seriamente, diciendo —Papá dijo que soy linda, no gorda.

—Tu papá te mintió —Luo Jin replicó con franqueza.