Mientras una persona y dos gatos se lo pasaban en grande, afuera, la situación había escalado al caos.
Un País se negaba obstinadamente a admitir su maltrato hacia Xinbao, llegando incluso a acusar a la persona que se llevó a Xinbao, pintándose a sí mismos como víctimas.
Sin embargo, en ese momento, un video de vigilancia apareció, capturando pantallas en todo el mundo.
En las imágenes, un cuidador con ropa de trabajo se acercaba a dos pandas con una sonrisa siniestra, blandiendo una vara eléctrica para electrocutarlos y abusándolos verbalmente. La brutalidad de sus acciones era escalofriante de presenciar.
Luego, la escena cambiaba a cuando rodeaban a un cachorro de panda.
El pobre cachorro apenas podía caminar con firmeza, llorando de angustia mientras lo golpeaban sin piedad. Cuando alguien se acercaba, instintivamente protegía su gran cabeza.
Cada escena hacía que todos apretaran los puños de rabia.
El último cuadro se congeló en una fotografía.