—Señor, todavía no está aquí —el conductor miró afuera y negó con la cabeza.
Huo Mingxuan comprobó la hora y su expresión de repente se oscureció.
Eran casi las nueve en punto, y Huo Ji'an aún no había llegado.
A tan corta edad, ya había aprendido a saltarse clases.
¿Eso es lo que había aprendido de su nuevo padre?
Ah, qué buen padre había llegado a ser.
En ese momento, Huo Ji'an y Zhouzhou se dirigían felices a su nueva escuela.
De repente, Huo Ji'an recordó algo y dijo solemnemente:
—Niña Gordita, ahora somos honorables estudiantes de primaria, ya somos grandes. No puedes seguir dejando que tu papá te cargue. Sólo los niños del jardín de infantes son cargados. Si no, tus compañeros se reirán de ti.
¿Eso es cierto?
Zhouzhou parpadeó con curiosidad y miró alrededor. De hecho, todos caminaban por su cuenta.
Incluyendo a Qin Nan, Qin Bei y Qin Feng, quienes habían acabado de empezar la primaria, ninguno de ellos estaba siendo cargado.
Zhouzhou asintió seriamente: