—¿Cómo me veo? —Dalia giró en su lugar vistiendo el vestido que me había prestado. Era más corto y simple que su estilo habitual, pero como siempre, le quedaba como un guante. Desde su cintura hasta su busto, cada atributo estaba perfectamente resaltado, justo lo suficientemente tentador pero todavía elegante.
—Silbé apreciativamente.
—¿Otra cita con Lorenzo? —pregunté con una sonrisa.
—Me llevará a cenar. —Se sonrojó, mirando en el espejo mientras revisaba cada centímetro de su reflejo en busca de imperfecciones. Dalia siempre había sido algo perfeccionista en cuanto a su imagen.
—La observé en el espejo por un minuto. Algo faltaba. Incluso con los hermosos aretes que había elegido, todavía sentía que necesitaba algo más para completar el look.
—Falta algo, —me levanté, buscando entre el contenido de la maleta que aún no había guardado—. ¡Aha!