Olivia
Giovani me sostenía mientras me derrumbaba en la cocina. Había tratado con todas mis fuerzas de evitar que las emociones tomaran el control, pero ya no pude más. Todo el miedo de encontrar la nota y luego de no poder encontrar a Gio se había concentrado en una enorme masa de terror, y me había resultado completamente imposible controlarlo.
Agradecí cuando todos los demás se fueron. No quería que me vieran así. Infierno, ni siquiera quería que Gio me viera así, pero no soportaba la idea de estar sola en este momento.
—Shhh, está bien, está bien —murmuraba él palabras de consuelo mientras presionaba sus labios contra mi frente y trataba de secar las lágrimas de mis mejillas.