—Vale, ¿cuál de estas blusas dice 'la mejor amiga súper solidaria que no puede esperar para ser tía' mejor? —preguntó Dalia mientras sostenía un suéter crema en una mano y una blusa amarilla en la otra. Yo estaba recostada en su cama mientras ella se preparaba para nuestra cita en el spa con Elena. Yo ya estaba lista desde hace más de media hora, pero Dalia estaba luchando con la indecisión.
Su emoción por conocer a Elena era exagerada, pero secretamente me encantaba. Aunque elegir usar una gestante subrogada era decisión solo de Giovani y mía, tener la aprobación de Dalia me hacía sentir mucho mejor sobre todo el proceso.
—Um, creo que en realidad no le va a importar lo que lleves puesto —me reí.
Dalia miró del suéter a la blusa y viceversa, luego se decidió por el suéter. —Supongo que de todas formas estaremos mayormente en batas —dijo.