*Olivia*
—¡Whoo! —gritó Dalia al dejar caer su vaso sobre la mesa de picnic de madera entre nosotras. La jarra de vidrio tintineó con la fuerza, el jarabe granate en su interior se derramó por el borde.
—¿Estás segura de que María no es en realidad una barman disfrazada? —pregunté, tanto curiosa como sospechosa. Ya iba por mi tercera bebida y aunque no tenía mucho alcohol, no podía dejar de beberla.
—Claro que no —rió Dalia rodando los ojos, sirviendo otro vaso del líquido ambrosía. Pero luego se detuvo, luciendo bastante pensativa—. O al menos, no lo creo.
Las rodajas de naranja y las frutas en cubos en la bebida caían en el vaso mientras vertía, y yo masticaba lo que sospechaba era una fresa empapada en sangría de mi vaso.
—De cualquier manera, hace las mejores bebidas —me encogí de hombros, completamente relajada mientras le enviaba una sonrisa tonta.