Capítulo 422: El acantilado o los lobos

*Giovani*

El olor a tinta había impregnado cada centímetro de la habitación mientras las torres inclinadas de papeleo rodeaban mi escritorio. Gabriele yacía a medio sentar en la silla, con las piernas apoyadas en uno de los reposabrazos mientras plegaba perezosamente otro avión de papel.

Se disparó en el aire, cayendo en picado directamente sobre el escritorio.

Le lancé una mirada sucia, barriéndolo hacia el suelo mientras hojeaba el detallado y complicado expediente frente a mí. Cien más esperaban en la sombra.

—¿Ya puedo irme a casa? —La queja se escapó de sus labios con un gemido exasperado.

—No —respondí bruscamente, por cuarta vez esa noche, mientras buscaba el siguiente archivo en la torre con forma de pirámide sobre mi escritorio. Aparentemente, no fui lo suficientemente cuidadoso porque tan pronto como lo toqué, toda la torre se derrumbó al suelo, volando papeles por todas partes.