*Olivia*
Tarareaba felizmente, el carbón raspaba el papel mientras mis ojos iban y venían de la foto en mi teléfono al dibujo que esbozaba con una mano. Confía en el proceso, me recordaba mientras examinaba todos los pequeños errores que iba acumulando.
—¿Verdad, bebé? —susurré, sonriendo mientras seguía mi otro brazo hasta donde descansaba dentro de la cuna. Estaba montada justo al lado de nuestra cama, y dentro dormía plácidamente el bebé Elio.
Él se aferraba a mi mano en su sueño, babeándola toda mientras la usaba como una almohada improvisada. Me sorprendió cuánta fuerza había ganado en solo tres meses, pero era justo como su papá.