*Olivia*
—¡He ganado! —exclamó Dalia, levantando los brazos por encima de su cabeza.
—¡Dally! —gritó Elio, haciendo pucheros infelizmente mientras cruzaba los brazos y miraba a su madrina como si acabara de insultarlo gravemente.
Suspiré, observando a mi mejor amiga demasiado emocionada mientras recogía el plato de trozos de dulces de chocolate sobre los que habíamos apostado. Volcó el tablero de tres en raya de nuevo, dejando caer las piezas al suelo y Elio resopló, dándose la vuelta con los ojos llenos de lágrimas.
—Sabes, ¿no te parece que tienes una ventaja injusta? Deberías al menos dejar ganar a nuestro equipo una vez. Este es un juego avanzado para un niño de un año, —le dije, frunciendo el ceño mientras ella se jactaba a propósito metiéndose el chocolate en la boca y haciendo un sonido de "mmm".
—No voy a simplemente regalarle la victoria, —se mofó Dalia—. Así no funciona la vida. Tiene que esforzarse si quiere ganar el premio.