Tres meses después
Tallon
Me incliné hacia el espejo y quité un poco de pelusa de mi corbata, luego me di la vuelta para que Natalia pudiera evaluarme. Me gusta pensar que estoy bastante versado en moda, especialmente considerando lo que mi hermana mayor hace para ganarse la vida, pero había notado que a Natalia le gusta vestirme.
Tenía un sentido del estilo peculiar que había hecho que usara muchos más colores de los que estaba acostumbrado. Hoy me había puesto uno de mis habituales trajes de color carbón, pero añadí una corbata celeste gracias a Natalia. Me encantaba que la corbata fuera casi del color exacto de sus ojos.
—¿Qué piensas? —le pregunté mientras ella estaba de pie con sus manos cruzadas sobre el pecho y me miraba de arriba abajo.
—Creo que solo necesitas una cosa más, espera.
Se dio la vuelta y fue al jarrón en su mesita de noche que yo mantenía lleno de ramos frescos cada semana. Sacó una pequeña flor blanca y me la entregó.