PUNTO DE VISTA DE GREGORY
No puedo recordar el nombre de la loba frente a mí, pero de lo que estoy seguro es de que ella sabe cómo tomar una polla. La frecuenté mucho porque hacía las cosas justo como me gustaban; no me tocaba, permanecía en silencio y me permitía usarla como mi propio trapo personal.
La tenía con su rostro presionado en la mesa de mi oficina mientras la embestía por detrás. Los únicos sonidos provenientes de ella eran gruñidos y gemidos mientras me derramaba en el condón. Me retiré de ella y fui a deshacerme de él. Lo último que necesito es que una de estas lobas se quede embarazada y exija quedarse con el niño; la limpieza sería desordenada.
Había arreglado mis pantalones en el baño y regresé a la oficina cuando la vi aún desnuda y en un instante estaba duro de nuevo. Ella agarró su ropa e intentó marcharse, pero la detuve y le hice un gesto para que se arrodillara entre mis piernas en el suelo.