PUNTO DE VISTA DE AMELIA
Clara me esperaba en la sala de estar cuando llegué. No dijo nada pero era tan perceptiva como siempre y me miraba con las cejas levantadas. Sabía sin lugar a dudas que tenía algunas sospechas sobre lo que había pasado. Confío en ella y necesitaba su consejo, así que sin decir una palabra, la agarré del brazo y la llevé a mi habitación.
Ella me dejó arrastrarla y una vez que estuvimos en la privacidad de mi habitación, cerré la puerta con llave detrás de nosotros. Le hice un gesto para que se sentara a mi lado en la cama y lo hizo sin dudar. Me tomó un minuto encontrar mis palabras y en ese minuto, ella no habló ni me presionó. Esperó en silencio a que reuniera mis pensamientos y eso solo la hizo más querida para mí.