PUNTO DE VISTA DE AMELIA
El interior era precioso, por decir lo mínimo.
El techo era tan alto que ni siquiera tocándolo con la mano al subirme a una mesa. Estaba completamente vacío pero mientras Kaden delineaba lo que tenía planeado para cada espacio, casi podía ver la visión cobrar vida. La planta baja iba a ser la sala de estar familiar, la cocina, el comedor y nuestras oficinas. También había una lavandería y un gimnasio. Hablaba con tanta emoción que no podía evitar sentirlo también.
—La planta alta es aún mejor —me susurró y me llevó por la inmensa escalera de caracol hacia un amplio pasillo. Había tres puertas, una frente a nosotros y una a cada lado. Señaló la que teníamos enfrente—. Esa será nuestra habitación. Es enorme y
—¿Y las otras? —lo interrumpí y sus mejillas se tiñeron de rosa. Era divertido ver al temido Alfa con las mejillas rosadas.
—Serán para nuestros hijos, si es que decides tenerlos o cuando lo hagas.