PUNTO DE VISTA DE AMELIA
Blake me vigilaba de cerca mientras comía. Se dirigió a la cocina para darme una apariencia de espacio, pero incluso yo sabía que había que tomarlo con pinzas. Ya me había comido la mayor parte de la comida y hasta ahora, nada había sucedido, así que se podía decir que no estaba envenenada.
Mi loba ya se estaba despertando y había recuperado muy poca fuerza, pero podía sentirla dando vueltas en mi mente. Estaba tan inquieta como yo por la situación. Era territorio desconocido y no estaba segura de cómo actuar al respecto. El Blake que yo conocía antes nunca habría secuestrado a una chica. Tanto había cambiado en él.
—¿Has terminado? —preguntó, sacándome de mis pensamientos. No había terminado ni mucho menos, pero se me había ido el apetito, así que le pasé el plato. —¿Te gustó? Sé que no soy un gran cocinero, pero creo que hice un buen trabajo.