Lucille asintió, dándole mucho ánimo y reconocimiento.
—Está bien. Eso es un buen sueño.
—Ejem, ejem —Austin se atragantó con su propia saliva. Miró a Lucille con resentimiento y murmuró:
— ¿De qué lado estás, Lucille?
Lucille sonrió significativamente. —Del mío propio.
En la línea de salida, un silbido sonó.
¡La competencia comenzó oficialmente!
Austin arrancó el coche como de costumbre. Pisó el acelerador y se lanzó hacia adelante.
La pista era muy espaciosa. Aunque las curvas eran duras, estaban lejos de ser lo más difícil del mundo.
Sin embargo, había un total de diez coches en la pista. Excepto por Alberto, que se adelantó al frente desde el principio, el resto de ellos seguían embistiendo a Austin, llenos de hostilidad.
Austin estaba un poco ansioso. Así fue como perdió la última vez. Ahora que lo mismo estaba pasando, no parecía poder escapar del mismo destino.
Lucille dijo :
— Carga hacia adelante. ¡Empuja ese coche rojo!