—No importaba. De todas formas, Howard le estaba dando crédito por ello y ella estaba encantada de aceptarlo.
—Zoey agarró el brazo de Howard y dijo coquetamente:
—Papá, hoy es un gran día para ti y la tía Victoria. Creo que deberíamos permitir que Lucille sea testigo de este gran evento. ¿Qué te parece?
—Al mencionar a Lucille, la cara de Howard se ensombreció al instante. Respondió fríamente:
—Ella ya no es mi hija. ¡No quiero que sea testigo!
—Zoey miró a Victoria, quien estaba elegantemente vestida, y le guiñó un ojo.
—Victoria entendió e inmediatamente dio unas palmaditas en el pecho de Howard. —Oh, para ser honesta, yo también quería aprovechar la oportunidad para conocer a Lucille. Solo esta vez, Howard. ¿Está bien?