Fiona nunca se había imaginado que Lucille fuera la que viniera con el Maestro Walton para tratar a su abuelo.
Parecía que no podía evitar encontrarse con Lucille.
Durante el mes pasado, Fiona había estado tan ocupada que estaba constantemente de pie. Por un lado, tenía que hacerse cargo de la familia. Por otro lado, tenía que lidiar con la repentina enfermedad de su abuelo que parecía incurable.
Como la nieta de la familia Melling que estaba a punto de tomar el poder, tenía que cuidar bien del Maestro Walton y vigilarlo.
Esa también era la razón por la que no había tenido tiempo de intentar acercarse a Joseph, mucho menos de darle una advertencia a Lucille y enseñarle una lección.
No esperaba que Lucille viniera directamente a su puerta.
La mirada ligeramente burlona de Fiona barría a Lucille. Luego miró más allá de ella y dijo al Maestro Walton, "Gracias por venir, Maestro Walton. Tendré que molestarlo con el tratamiento de mi abuelo".