José entró de manera calmada y perezosa. En su guapo rostro había una sonrisa significativa. —¿Estás ocupada este fin de semana, Bobo?
Lucille estaba un poco sorprendida. —¿Por qué? —preguntó.
—Vamos a tener una cita.
Ella no respondió.
Lucille se quedó estupefacta por un segundo. Al ver la expresión juguetona en el rostro de José, murmuró en respuesta y luego replicó con una sonrisa fingida —Estoy ocupada.
José no se enojó. Sonrió y añadió —Mentí. La abuela quiere que la acompañemos a la Iglesia de Santa María este fin de semana. Al parecer, las flores están en plena floración.
Resultó ser idea de la Señora Collins.
No tuvo más opción que aceptar.
Lucille hizo una pausa antes de responder —Está bien.
Sin embargo, José no mostraba señales de marcharse. Lucille no pudo evitar levantar la vista. Confundida, preguntó —¿Hay algo más, señor José?