Punto de vista de Logan
Emma caía en un estado entre consciente e inconsciente hasta que finalmente volvió a dormirse tras unas horas. No dejaba de intentar hablar con ella y tranquilizarla, pero le costaba concentrarse. Parecía que estaba luchando con todas sus fuerzas y sus ojos no dejaban de cambiar de color de azul a negro.
Lo único que podía hacer era sostenerla y decirle que estaba allí para ella y que estaba a salvo. En esos momentos, cuando estaba seguro de que mi Emma había vuelto, ella se aferraba a mí con fuerza e intentaba decirme que me amaba.
Estar aquí sin poder ayudarla era una tortura.
Pero al menos podía estar aquí. Al menos podía sostenerla y besarla.
—¿Está bien Eliza? —le pregunté a Leon.
—La estoy obligando a hablar conmigo todo el tiempo —dijo él, con voz entrelazada de dolor—. Ella se está manteniendo, pero por muy poco.
Mi corazón se apretó. Enterré mi nariz en el cabello de Emma y cerré los ojos.