Punto de vista de Logan
Ver a Emma tan angustiada pesaba enormemente en mi alma. Lloré en silencio después de que todos se fueron. No paraba de rogarle que abriera los ojos y volviera a mí. Sentía como si mi alma ardiera. Solo la quería de vuelta.
—Vamos, cariño —murmuré por millonésima vez—. Puedes hacerlo. Sé que puedes. Creo en ti.
Ella gimió otra vez. Le sequé la frente sudorosa con una toalla y besé su mejilla. Estaba tan pálida. Todo excepto sus mejillas y sus labios estaba pálido.
Tragué el nudo en mi garganta y me limpié las lágrimas de la cara. Sostuve sus mejillas y presioné un pequeño beso en sus ardientes labios.
—Estoy aquí, cariño —murmuré—. Siempre estaré aquí.
Escuché la puerta de la cabaña abrirse y varios pares de pasos se acercaron a la ventana.
Rodeé con mis brazos a Emma y enterré su cabeza en mi cuello. No quería que la vieran así. Se asustarían. Se veía peor de lo que estaba antes de que todos se fueran.