Freya se quedó parada allí incómodamente durante unos minutos antes de despertar de su ensimismamiento y dejar la cuchara de madera.
—¿Se va a volver a poner incómodo entre nosotros? —pensó.
Sacudió la cabeza y suspiró. Realmente no tenía sentido llorar sobre la leche derramada; lo mejor era seguir como si nada hubiera pasado para proteger su corazón. No quería volver a romperse el corazón.
Su loba interior estuvo callada todo el tiempo, y ella sabía que no quería decir nada que lastimara aún más a Aurora. Freya había sentido su felicidad todo el tiempo que se habían besado, y ahora Aurora parecía decepcionada y enojada.
—Enojada con Zack.
—¿Freya? —Freya mostró una sonrisa en su rostro mientras sus ojos se encontraban con los de Chance—. Hola Chance.
—Él se rascó la nuca—. Perdón por interrumpir tus pensamientos, pero Zack cambió la hora de la reunión y ahora es a las once.
Sus ojos se abrieron de par en par y ella se giró para comprobar la hora en el microondas.