Sarah maldijo en voz baja para sus adentros.
—Ryan, lleva a todas las mujeres y a los niños a un lugar seguro. A quienes quieran luchar, reclútalos. Pero su seguridad es lo primero —su beta asintió con determinación ante su mando.
Sin embargo, su mejor amiga parecía no estar de acuerdo. Emily frunció el ceño y parecía molesta.
—Yo puedo reunirlos. Aún no soy completamente inútil —Ryan negó con la cabeza en desacuerdo.
—Cariño, estás embarazada de nuestro cachorro. Puedo protegerte, y sé que eres capaz de hacerlo. Pero ahora mismo estamos en aguas desconocidas. ¿Quién sabe qué podría pasar? —ella cedió, suspiró y se encogió de hombros.
—De acuerdo, vamos a ponernos a salvo —antes de que se tocara la barriga.
Sarah vio cómo sus dos mejores amigos desaparecían en la distancia mientras seguían sus órdenes.
Calló y se dio cuenta de que necesitaba encontrar a su compañero, y rápido.