—No pude evitar sonreír mientras corría al baño —porque el hecho de que él fuera tan lindo significaba que estaba logrando derribar las murallas interiores que había soportado durante años con prácticamente ninguna facilidad. No sabía muy bien qué pensar al respecto, pero sabía que podría y sería muy feliz si le dejaba entrar, y lentamente lo hacía, pero sabía que necesitaba tiempo.
—Cuando él me defendió, cuando mis patéticos padres estaban en la cocina al llegar yo, no pude evitar escucharlo —me conmovió e incluso cuando estaba ciega de ira porque había dejado a esos bastardos en su casa, no pude evitar suavizar mi mirada cuando lo veía. Sabía que tal vez había reaccionado excesivamente con mi comentario, pero lo que había dicho no era menos que la verdad, porque había desgarrado varias gargantas en mi pasado por ser una pícara, y el hecho de que fuera la compañera de un alfa no cambiaba ese hecho.