Punto de vista de Mary:
—¡Mary! —mi madre gritó, corriendo fuera de la casa y abrazándome como un oso. Casi me caigo por el impacto. Reí mientras ella cubría mi rostro con besos y las lágrimas corrían por su cara. Su perfume llegó hasta mi nariz, y me relajé al instante. Suspiré contenta. Estaba segura de que mi madre nunca me traicionaría. Nunca se rendiría en cuanto a mí. Esta era la primera vez que sonreía en días. Me sentí tan segura en sus brazos—. ¡Has crecido tanto! ¡Te extrañé!
—Mamá, me viste hace... como hace dos semanas. —Reí y suspiré de nuevo—. Yo también te extrañé, mamá —dije en serio. Mi padre carraspeó y fruncí el ceño. ¿Qué quería esta vez? Me giré y miré fijamente a mi padre, pero él solo me sonrió. Entrecerré los ojos y él se giró y sonrió a mi madre.