Arwen se detuvo ante sus palabras, sus ojos se fijaron en los de él, ligeramente confundida y ligeramente anticipativa. Buscaba respuestas en su mirada, su mente girando con pensamientos que no podía unir del todo.
Bajo su mirada así, Aiden se acercó, cerrando la ya pequeña distancia entre ellos. Su mano se movió lentamente, alcanzó a retirar el cabello que cubría el lado de su rostro antes de acariciar su mejilla.
Su respiración se alteró con su toque, el calor se extendía desde su palma a su piel. Su corazón tropezó en su pecho, traicionando la calma que intentaba mantener.
—¿Qué significa eso? —preguntó, su voz suave pero impregnada de curiosidad.
—¿Por qué? —preguntó él, su voz baja y deliberada—. ¿Es difícil de creer?
Ella no sabía qué decir.