Cuenta los días.

—Oh sí —curiosa, Arwen volvió a hablar para preguntar—, por cierto, realmente quiero saber por qué le tienes tanto miedo. Como cuando te escucho hablar de él, pensé que ustedes dos eran muy cercanos y esa es la razón por la que lo alabas mucho. Pero fue solo cuando te vi frente a él que me di cuenta de que en realidad le tienes miedo.

—Él es mi mayor —dijo Gianna como si fuera obvio—. ¿No es apropiado que le tenga un poco de miedo? Y, en realidad, no es exactamente miedo, sino más bien respeto.

—¿Respeto? —Arwen repitió—. ¿De verdad?

—Gianna asintió—. Por supuesto, lo respeto mucho y es por eso que en su presencia, me mantengo obediente. No quiero que él me tome antipatía, ya sabes.

—Aunque la última parte de su declaración parecía ser correcta, la primera no lo era —Arwen cruzó los brazos sobre su pecho y la miró fijamente—. Está bien, esperaré a escuchar una mejor razón. Tómate tu tiempo.