Ella es su esposa. ¿No debería saberlo?

Margaret sintió su corazón latir con fuerza en su pecho cuando vio a la enfermera negando con la cabeza. Sus rodillas se debilitaron y casi se desplomó al suelo. Xander reaccionó al instante, sus reflejos agudos mientras extendía la mano para estabilizarla antes de volverse hacia la enfermera.

—¿Cómo está la señora, enfermera?

Con una expresión sombría, la enfermera respondió seriamente:

—La condición de la Sra. Davies es crítica. El doctor la está tratando, pero aún no se puede decir nada con certeza. Tendrán que esperar a que el doctor salga y les actualice en detalle.

Luego sacó la receta de su bolsillo y la entregó.

—Necesitamos estas medicinas de inmediato. Por favor, arréglenselas tan pronto como sea posible.

Xander intercambió una mirada con Margaret antes de ayudarla a estabilizarse. Tomando la receta de la enfermera, le dio un firme asentimiento.

—No te preocupes. Las conseguiré de inmediato.