Caspian tardó un momento en darse cuenta de que el beso había terminado y que Nikolai se había puesto de pie dejándolo en la silla.
Miró al Alfa con la visión borrosa, preguntándose qué estaría tramando ahora.
—Envía mis saludos a Asher —se inclinó Nikolai hasta quedar cara a cara—. Y mi oferta sigue en pie.
Observó al enloquecido Rey de la Mafia alejarse, dejando la puerta sin cerrar con llave. Y sería tan fácil levantarse y salir, pero su cuerpo se negaba a obedecerle.
Su rostro estaba caliente, las pestañas agrupadas con lágrimas, moretones desvaneciéndose en su piel donde Nikolai lo había mantenido cautivo.
Caspian intentó alcanzar un vaso de agua para despejar un poco su mente y poder irse, pero su coordinación mano-ojo estaba alterada, lo que significaba que lo único que logró fue volcar el vaso, rompiéndolo y derramando agua sobre la mesa.
¿Qué tenía el alcohol que Nikolai le había dado? Sólo había sido un poco...