Caspian se sobresaltó terriblemente con el golpe en la puerta, su respiración se entrecortó cuando la puerta se abrió. Se tensó un poco cuando vio a Jael en su lugar, la boca seca.
—¿De verdad no volvería a ver a Asher nunca más?
—¿Estás bien? —preguntó Jael con cuidado, manteniendo una amplia distancia entre él y el Omega que parecía en estado de shock.
Caspian frunció el ceño, su cerebro se negaba a procesar. —¿Q-Qué?
Jael no podía ver ninguna lesión visible pero de nuevo, la mayoría de su cuerpo estaba cubierto por una bata.
—¿Estás herido? —cambió de táctica, acercándose.
—Yo-Yo… —Las palabras le fallaron a Caspian—. ¿Dónde está Asher? Pensé que tú... Soy un chico... ¿No has venido a dispararme?
Jael escuchó atentamente las palabras discordantes del Omega, las piezas del rompecabezas rápidamente encajaron en su lugar. —Que jodido idiota —se reprendió mentalmente.
—Sí, no —respondió bruscamente—. Ya lo sé. Asher también.