Jael no se molestó en pasar por el problema de esperar a que se abrieran las puertas principales para él, estacionó afuera y entró por el portón lateral.
Fue directo al dormitorio de Asher, ya podía imaginarse lo que encontraría, pero una pequeña voz en su cabeza intentaba convencerlo de que Asher no podría liberarse realmente de sus ataduras.
Realmente esperaba que así fuera, quería creer que el Alfa no se dejaba retener cautivo a propósito.
Jael casi tira abajo la puerta de la habitación de Asher, ya podía oír cómo Asher le regañaba secamente por su impetuosidad.
Sin embargo, todo estaba en su cabeza, porque no había rastro del Alfa. Las correas de cuero habían sido arrancadas de los eslabones de la cadena, solo dejando atrás las correas de sus tobillos.
Jael se rascó la cabeza, claro, por supuesto que sí.
No estaba preocupado por la seguridad del Rey de la Mafia, pero si Asher perdiera el control y lastimara gravemente a Caspian, el Alfa recibiría el golpe más duro.