Caspian se sentó sobre sus rodillas sorprendido, su trasero ardía, resbalando lubricación por la estimulación.
Se sorprendió más por su reacción que por el golpe tan fuerte de Asher que le tiñó la piel de rosa.
Se acercó fácilmente a Asher, la desesperación quemaba suavemente bajo su piel. Se montó de nuevo sobre el Alfa, la bata de Asher abierta.
A Caspian le hubiera gustado saborear el pene de Asher, tal vez incluso atragantarse con él, pero el Alfa estaba tan impaciente como él.
Tres dedos no fueron suficientes para prepararlo para Asher, apenas había podido pasar la punta entre sus labios la primera vez...
Jadeó cuando la punta entró, sus uñas dejando marcas de media luna en el hombro desnudo de Asher.
—A-Asher —su voz temblaba, cintura delgada arqueándose—. ¡Despacio, joder!
Caspian no solía maldecir en voz alta, mucho menos gritarlo. A Asher no le importó escucharlo, entrando de golpe.