—La próxima vez agradecería si me avisaran antes de que decidas desaparecer en la noche sin llevar siquiera un solo teléfono celular... —Ahí estaba...
—Lo mínimo que podrías haber hecho era al menos revisar el pronóstico del tiempo, o tomar un coche... —Caspian intercambió una mirada con Asher, abrigado hasta no poder moverse.
—Esperaba que fueras más cauteloso, Caspian... —Caspian se encogió en sus mantas cuando el regaño se centró en él.
Era difícil sentirse intimidado cuando Jael regañaba como una niñera, pero no podía evitar sentirse un poco culpable.
Ambos recibieron una buena reprimenda hasta que estuvieron a salvo en la mansión. Ya para entonces la lluvia había disminuido un poco, todos los guardias refugiándose.
Cuando regresaron al dormitorio, lo que correspondía era una ducha caliente, su sesión de besos reanudándose bajo el caliente chorro de agua.
Para cuando se acurrucaron bajo las sábanas, Caspian había olvidado las partes oscuras de la noche.