Asher silenciosamente oprimió el botón que abría la capota del coche, el suave sonido del mecanismo era lo único que se escuchaba durante unos segundos.
—Tienes más que suficiente en tu plato —dijo Asher en lugar de responder.
Jael resopló —¿Por qué crees que he vuelto tan pronto? Necesito una distracción o voy a comerme una puta bala.
Asher no se inmutó, manteniéndose en silencio mientras llegaban a una calle más concurrida.
—Además, Gage me ha pedido que te cuide —añadió con aspereza.
—Caspian no se va —Asher cedió fácilmente, sus muros se derrumbaban tan rápido como los construía.
—Ya me di cuenta de eso después de verlo en la mansión —replicó Jael.
—Lo estás entendiendo mal. Preferiría que se fuera, pero no consigo que lo haga —admitió Asher, recuperando algo de su antigua frustración.
Jael se tomó un momento para hablar; porque no quería que Caspian se fuera pero entendía por qué era necesario.
—¿Y qué dijo él sobre tu linaje? —preguntó con cuidado.