—También, no te olvides de esto —Jael le entregó su teléfono sin decir nada más a pesar de saber bien que Asher lo había dejado a propósito en el coche.
—Tenemos que irnos antes del mediodía —su segundo al mando le informó antes de salir del dormitorio.
Asher se giró y se dirigió al armario, honestamente sorprendido de que Jael le estuviera dando la mañana libre.
Caspian entró al armario justo cuando él había terminado de vestirse, y salió notoriamente sin los delicados calcetines, para la decepción de Asher.
—¿De verdad te vas a quedar en casa hoy? —preguntó Caspian con los ojos brillantes, pasando los dedos por su cabello húmedo.
Asher realmente quería decir que sí, pero estaría mintiendo y cruelmente alimentando falsas esperanzas de Caspian.
—Desafortunadamente, tengo que ir a trabajar al mediodía —dijo él suavemente, extendiendo la mano cuando sus palabras hicieron que Caspian disminuyera la velocidad en su camino hacia él.