El ritmo cardíaco de Caspian se aceleró sin aviso y, aunque Asher presionaba besos en su cabello, él esperaba que el Alfa no lo oyera.
—Probablemente no deberíamos llegar tarde a la cena —exclamó tras unos cuantos más minutos de agonía.
Al principio, había estado listo para quedarse acurrucado en los brazos de Asher por toda una eternidad, y ahora necesitaba no estar solo en una habitación con él.
Asher no actuaba como si hubiera algo fuera de lugar y eso le ponía aún más nervioso, encontrándolo difícil relajarse en sus brazos cuando el Alfa lo llevó de vuelta a su dormitorio compartido.
Se sentó al borde de su cama con sus afiladas uñas clavándose en la palma de sus manos, no lo suficientemente fuerte para hacerse daño pero bastante para distraerse de su ansiedad creciente.
—¿Debería sacar el tema entonces? —Asher no parecía que planeaba hacerlo, ¿o acaso el Alfa realmente lo había olvidado?