-Capítulo 220-

Arthur esperaba expectante el veredicto, si era algo menos que satisfactorio, no lo toleraría.

Davian entró a la habitación en ese momento, lanzando a Arthur una mirada.

—¿Necesitas algo? —preguntó.

—Y-Yo... bueno —dijo Arthur con tono altanero—, estaba esperando tu decisión, Maestro Davian. La llevaré a cabo, si es necesario.

—No, no hace falta —dijo Davian con sequedad—. Puedes retirarte.

No era una sugerencia, así que Arthur rápidamente se marchó de la habitación. Nunca se atrevió a ir en contra del Maestro Davian, sin importar cuán tolerante pudiera parecer.

Bueno, tolerante no era la palabra correcta, estaba mayormente desinteresado. Incluso cuando Arthur intentaba darle informes mensuales sobre el funcionamiento de la mansión.

Lake se sentía arraigado al suelo frente a él, estremeciéndose cuando la puerta se cerró con un clic.

Miró a Davian, que se acercaba a la mesa junto a su cama para quitarse el reloj.