-Capítulo 233-

Arthur observaba a Laura partir a retomar su deber con una mirada ausente en sus ojos.

Quería asegurarse de que Matilda no estaría en la mansión durante mucho tiempo.

Pero considerando que había traído apresuradamente a su hija para unirse a ella en la mansión, dudaba que ese fuera el caso.

Era más probable que él dejara de ser el mayordomo de la mansión antes que ella se marchara.

Incluso antes de obtener la aprobación del Maestro Davian para estar aquí, ella ya había comenzado a actuar como la señora de la casa.

Ahora necesitaba tener más cuidado que nunca en sus pasos.

Arthur continuó hacia su habitación, necesitando simplemente sentarse en la oscuridad tranquila de su cuarto durante una o dos horas para prepararse para el futuro.

-+-

En el otro extremo de la mansión, Matilda se dirigía hacia la habitación de su hija para compartir las buenas nuevas.

—Ya puedes despertar, Savannah —se acercó directamente a la cama de su hija.