-Capítulo 297-

Sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo en el estudio de Davian, Arthur ya había salido de la puerta con Sofía.

Los hombres en la puerta simplemente le lanzaron miradas curiosas, pero nadie hizo ninguna pregunta.

Después de todo, el Mayordomo era libre de venir e ir como quisiera.

—¿Art? ¿Tienes coche? —preguntó Sofía mientras conducían calle abajo.

Arthur no tenía. No había habido necesidad de ello ya que había más que suficientes coches en la mansión.

Incluso podría tomar uno y nadie se daría cuenta, pero no había razón para hacer eso si podía permitirse fácilmente un coche.

—¿Quieres uno?

Sofía sonrió lentamente, la mansión quedándose atrás. —¿Me conseguirías uno?

Arthur mantuvo su mirada en la carretera, compuesto mientras respondía. —Lo haría.

Aunque Sofía no necesitaría conducirlo.

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—¿Tía? No —Davian la corrigió, extendiendo la mano debajo de la mesa para presionar un botón fuera de la vista—. Una traidora sin embargo...