-Capítulo 344-

Todo el malestar se derramó fuera de la habitación cuando Lake logró bajar el cierre de Davian, con una expresión de preocupación explícita en su rostro.

—Lo siento mucho por haberte pateado —se quejó Lake, su toque suave—. ¿Todavía te duele?

Davian apretó los dientes. Dolor había, pero no por la razón que Lake pensaba. Había dolido cuando lo habían pateado, pero había sido un dolor placentero. El placer sorpresivo fue lo que le arrancó una reacción.

El dolor era un sentimiento familiar, pero el placer causado por el dolor no lo era.

Ninguna de esas parecía una buena respuesta a la pregunta de Lake, así que en su lugar forzó una respuesta vaga.

—Está bien.

A Lake no le parecía que estuviera bien, pero decidió dejar que sus acciones hablaran por sí mismas.

Normalmente evitaba introducirse la polla de Davian en la garganta porque no quería que se la destrozaran, pero estaba tratando de dar una disculpa sincera, así que pondría el esfuerzo.