+Capítulo 446+

Ángelo se irguió cuando la puerta se abrió, entrando un poco de luz en sus ojos vacíos, solo una persona no llamaría.

Nikolai no entró, quedándose de pie en la puerta. —Ven aquí.

Ángelo se levantó, olvidando desconfiar del Rey de la Mafia. Había estado solo en la habitación desde el desayuno, aunque hubiera algo de lo que preocuparse, se enfrentaría a ello para evitar el abrumador aburrimiento en el que había estado sumido durante horas.

—Vamos al centro —Nikolai le informó brevemente, girándose para alejarse, dejando tras de sí una ligera nube de humo de cigarro.

—¿A hacer qué? —preguntó con los ojos entrecerrados, tenía una especie de tregua con el Rey de la Mafia, pero eso era todo lo que era, la confianza aún estaba muy lejos.

Nikolai no disminuyó la velocidad, una leve sonrisa dibujándose en sus labios. —No es para que te arreglen el pelo, no te preocupes.