No podía hacer más que contener las ganas de azotar a Ángelo hasta que las marcas de sus manos quedaran impresas en la piel del asesino.
Líquido resbaló de su orificio mientras Nikolai clavaba sus dedos en los glúteos de Ángelo, dejando marcas rojas de sus manos, haciendo un trabajo no muy bueno al intentar controlarse.
El temblor de Ángelo se hizo más pronunciado, saliendo gemidos ahogados de él como si mordiera la almohada para contener sus sonidos.
Nikolai miró más allá de su culo levantado hacia el tableau de cabello negro salvaje desparramado frente a él. Se movió hacia el lado para colocarse junto a Ángelo, una mano aún en su trasero.
—¿Qué estás haciendo?
Ángelo levantó la cabeza, parpadeando para despejar la borrosidad de sus ojos mientras intentaba enfocar a Nikolai. —Yo- Se atragantó con sus palabras porque Nikolai empujó su dedo medio en su orificio, su cabeza volvió a caer.