Niño Sincero

Rosalía descendió las escaleras con un entusiasmo similar al de una persona que se reencuentra con un querido y perdido amigo. Había una mezcla de emoción y fascinación que fluía a través de ella, disipando sin esfuerzo cualquier rastro persistente de negatividad o incomodidad.

En medio del torbellino de emociones, una voz tenue pero persistente en su mente susurraba, animándola a acelerar sus pasos, instándola a reparar la brecha con un querido amigo del pasado que se había convertido en un extraño.