—Mi señora, es indiscutible que es la novia más exquisita que jamás haya tenido el placer de contemplar.
Con una sonrisa cálida, Aurora juntó delicadamente sus manos en admiración, sus ojos fijos en la resplandeciente figura de su señora. No se podía negar: Rosalía Ashter era merecedora sin duda del título de La Novia Más Hermosa en todo el Imperio de Rische.
Mientras Rosalía contemplaba su propio reflejo en el alto espejo de cuerpo entero de su lujoso dormitorio, un silencioso asentimiento se escapaba de sus labios. Verdaderamente, era una visión para contemplar, un testimonio viviente del esplendor del Imperio.
La última iteración del vestido de novia de la señora Ashter superó todas las expectativas. Un delicado tejido de color rosa pálido, etéreo, que recordaba al tul más suave, flotaba graciosamente sobre la base de seda blanca pura del vestido. La falda de múltiples niveles del vestido caía como un tulipán en flor, evocando un aire de elegancia sin esfuerzo.