La oscuridad de la noche la hacía parecer interminable.
Corría tan fuerte como podía, aterrorizada, gritando a pleno pulmón —Huo Siyu, Huo Siyu…
Alguien, por favor sálvenla, estaba tan asustada.
Los pasos que la perseguían por detrás se hacían más fuertes, acompañados de una respiración pesada, como si un enorme monstruo estuviera a punto de abalanzarse y tragársela entera.
Casi no podía correr más, sin embargo, todavía gritaba —Huo Siyu…
¿Por qué él no viene a salvarla?
—Shen Li, Shen Li…
Con un fuerte golpe, Mei Xi llevaba un rato llamando. Shen Li solía despertarse muy temprano, pero hoy, que estaba por salir en avión, se había quedado dormida y aún no se despertaba.
¿Podría haber pasado algo?
—Ah…
Con un sobresalto, Shen Li se levantó sentada, cubierta de sudor frío.
Qué sueño tan aterrador, pero ¿qué había soñado realmente…?
Parecía no tener ningún recuerdo de ello.
Lo único que recordaba era a quién estaba llamando en el sueño, a quién rogaba que la salvara.